La familia,
como fin del ciclo vital
Al final, nos encontramos con el principio, el ciclo se cierra. La familia como un todo experimenta situaciones problemáticas, conflictos entre sus miembros, transtornos que hay que tratar antes de que deriven en situaciones de quiebra del ambiente familiar y de rupturas no deseadas y difíciles de curar. La terapia familiar atiende en estas ocasiones a toda la familia. Aquí aparecen todos los conflictos anteriores relacionados entre sí, desde los problemas del bebé, hasta los problemas de los padres, pasando por los niños y los adolescentes, sin olvidar otros familiares que se encuentren implicados en la dinámica familiar tales como abuelos, tíos o primos, y aquellos que, por lesiones físicas, neurológicas, demencias o vejez, sean dependientes del núcleo familiar.
Además de todos los problemas y conflictos indicados, la familia, como sistema, incluye otros muy específicos que también necesitan la ayuda y apoyo psicológico. Transtornos, situaciones y/o conflictos típicos en este entorno, como las necesidades psicológicas de mediación familiar, la conciliación de la vida familiar y laboral, las situaciones de adopción, la inserción familiar y sociolaboral del enfermo mental crónico, la estructuración de familias desestructuradas, los problemas de separaciones y divorcios conflictivos con problemática de menores incluida, las dificultades de las familias monoparentales o reconstituidas, los malos tratos físicos y psicológicos dentro de la familia, el abuso sexual intrafamiliar, la relaciones entre hermanos, el trato diferencial a los hijos por parte de los padres, y un largo ecetera. Sin olvidarnos tratar el último posible transtorno que aparece cuando los hijos se van y el padre y sobre todo la madre se queda sola: el síndrome del nido vacío.